Joseba Azkarraga, representante de la organización, se mantiene seguro de que se están «cubriendo etapas» y, aunque «más lentamente de lo que quisiéramos, vamos bien»
Decenas de miles de individuos se congregaron el sábado en Bilbao, convocados por la red ciudadana Sare, para pedir «abrir las puertas de las celdas» a los presos de ETA mediante la ley ordinaria. En el transcurso de la marcha, según informa EP, el grupo ha festejado la «victoria» del término del cálculo de penas, pero ha señalado «excepcionalidades» como el bloqueo de las progresiones de grado.
La habitual protesta anual, organizada por Sare bajo el lema «Behin Betiko konponbidea, elkarbizitza, bakea» (Definitivamente. Resolución, paz, convivencia), salió a las 17:15 horas desde el pabellón de La Casilla de la capital vizcaína.
La pancarta, de gran tamaño, fue portada por Ane Muguruza, hija del diputado de HB Josu Muguruza, asesinado en 1989 en Madrid por un grupo de extrema derecha; la portavoz de Bakebidean, Emilie Martin; el periodista Martxelo Otamendi; la activista vasco-saharaui Garazi Hach Embarek; la docente de la UPV/EHU Arantza Aldezabal; la abogada Amaia Izko, la abogada de Harrera, Eva Ferreira; el actor Patxi Biskert.
La marcha, llevada a cabo en un clima festivo, estuvo liderada por una fila de zanpanzar, protegidos por medio centenar de figuras emblemáticas de la mitología de Vasca. Entre los congregados desfilaron también más de un centenar de familiares de presos de ETA.
¡A casa!
Entre voces que gritaban Amnistia osoa (amnistia total) y Euskal presoak, etxera! (los presos vascos ¡A casa!) la protesta atravesó las calles Autonomía, Zabalburu, Hurtado de Amezaga, Plaza Circular y Buenos Aires, llegando hasta el Ayuntamiento de Bilbao, lugar en el que los convocantes leyeron un manifiesto.
Durante todo el trayecto, los congregados en las orillas de las aceras aplaudieron y vitorearon a aquellos que se desplazaban, acompañados del repiqueteo de los cencerros que los zanpanzar, figura de la cultura navarra, llevaban sujetos a la cintura.
Entre los manifestantes se integraron figuras políticas y de entidades sindicales y sociales, quienes, de la misma forma, exigieron «el fin de las políticas de excepción» que «continúa aplicando el Estado español».
EH Bildu, según apunta EP, también asistió a la marcha con una representación encabezada por su coordinador general, Arnaldo Otegi; el portavoz parlamentario, Pello Otxandiano; el senador Gorka Elejabarrieta y la portavoz de la formación en Navarra, Laura Aznal. Desde Sortu, acudió su secretario general, Arkaitz Rodríguez, y por EA, su secretaria general, Eba Blanco.
Independentismo Catalán
Quim Torra, exmandatario de la Generalitat, Laura Borràs, y Aurora Madaula, exvicepresidenta de la Cámara, se posicionaron en la segunda fila, después de la pancarta que ha liderado la protesta.
Un año más, asistienron representantes de los partidos nacionalistas de Cataluña. En representación de Junts per Catalunya, estuvo Josep Pagès i Massó; por Esquerra, Diana Riba, eurodiputada; por la ANC, Toni Strubell; por la CUP, Su Moreno, y por Omnium Cultural, Xavier Antich, su líder. Además, Cèsar Lagonigro, miembro de la Coordinadora de la Eclesiástica de Catalunya, se ha trasladado hasta Bilbao. Del mismo modo, según señala EP, participaron líderes de Més per Mallorca y BNG.
Además, entre los manifestantes se encontraban representantes sindicales de VASCO, como el secretario general de ELA, Mitxel Lakuntza, y el coordinador general de LAB, Igor Arroyo, junto con miembros de ESK, Steilas, Hiru, EHNE, CGT, CNT y Etxalde, y de colectivos como Bakebidean, Gure Esku Dago, Egiari Zor, Paz con Dignidad, Harrera, Etxerat o Ernai.
«Vamos bien»
Al finalizar la protesta, en el Ayuntamiento de Bilbao, los representantes de Sare, Joseba Azkarraga y Bego Atxa, se dirigieron a los congregados para expresarles su agradecimiento por «haber vuelto a llenar las calles de Bilbo de ilusión y de esperanza».
Azkarraga alertó que las demandas de Sare «cuenta los gritos de ánimo de los miles y miles de personas» que «no van a permitir que, en su nombre, se continúen vulnerando derechos y aumentando la crispación y el enfrentamiento». «Entre todos desactivaremos las políticas vulneradoras de los derechos de las personas presas. Entre todos los traeremos a casa», garantizó.
El representante de Sare se mantuvo seguro de que se están «cubriendo etapas» y, aunque «más lentamente de lo que quisiéramos, vamos bien». Así, hizo referencia al término de «las políticas de alejamiento» o «la permanencia en primer grado hasta el final de las condenas».
Según su criterio, «la última victoria arrancada a quienes se empeñan en mantenerse en el bloqueo y la crispación» es «el fin del no computo de penas, que ha representado una de las mayores aberraciones jurídicas» para los prisioneros de ETA.
Lamentó que, no obstante, existen «excepcionalidades que aún se mantienen, no solo las derivadas de legislaciones que se aprobaron hace más de 20 años, sino las practicadas en el día a día de la gestión penitenciaria», según recoge EP.
Críticas a políticos, jueces y prensa
En este contexto, y «en lo concerniente a progresiones de grado, permisos penitenciarios u otros modelos de cumplimiento», denunció que «el tratamiento aplicado a los presos de motivación política, es discriminatorio» en comparación con otros prisioneros.
«No estamos exigiendo privilegios de ningún tipo, sino la aplicación de una política penitenciaria ordinaria, sin excepcionalidades, sin discriminaciones ni criterios de oportunidad política», subrayó.
Por esta razón, solicitó «que no se paralicen las progresiones a tercer grado, ni los permisos penitenciarios, ni cualquier otra modalidad de cumplimiento fuera de los muros de las prisiones». «Las condenas impuestas no les pueden anular sus derechos», alertó.
Adicionalmente, criticó que «ciertos ámbitos políticos, judiciales o algunos medios de comunicación, se erijan en evaluadores de las conciencias de las de los presos y presas de motivación política».
Después de advertir que «el derecho penitenciario y penal no buscan convertir las almas de las personas», declaró «con rotundidad» que los reclusos de ETA «han dado, desde el año 2011, más pasos en favor de la paz y la convivencia, que la derecha política y judicial española juntas».
«Déjese, por tanto, ya de exigir a estos presos y presas nada que vaya más allá de lo que la legislación ordinaria requiere de toda persona privada de libertad. Y consigamos, abrir las puertas de las celdas y posibilitar que vuelvan a sus casas. Y esto se puede hacer, con la aplicación de una política penitenciaria ordinaria», afirmó.
«Injusticia»
Joseba Azkarraga señaló que «ETA ya no existe», que «tomó sus decisiones hace tiempo y ya es hora de avanzar, de romper muros y desatar nudos».
Además, exigió «el derecho a poder construir la convivencia entre todos, sin odios, ni revanchas» y ha señalado que «no se puede exigir autocritica solo a los presos» de ETA «sin que la hagan, asimismo, todas las instancias responsables de vulnerar Derechos Humanos, entre las que están el propio Estado».
Además, criticó la «injusticia» de mantener «medidas» y «legislaciones excepcionales», como la de «obligar al cumplimiento efectivo de 40 años de privación de libertad» o «bloquear las progresiones de grado».
Azkarraga quiso resaltar que, pese a que las víctimas son «iguales en sufrimiento, son desiguales para las varas de medir políticas y judiciales». «Tenemos aún un largo camino por recorrer. Es el momento ya de que estos presos puedan volver a sus casas, a través de la aplicación de una justicia ordinaria. Es la hora de sellar, de poner fin a todas las consecuencias del conflicto sufrido en nuestro pueblo», concluyó.